lunes, 22 de octubre de 2007

¿Tú te tiras un pedo?, pues yo escupo



Primero de la ESO es zona selvática.
Hoy ha faltado más de la mitad del grupo, pero con los que han venido íbamos bien despachados...Después de recoger literalmente del pasillo a algunos y esperar pacientemente el chorreo de críos que venían del wc (la operación ha durado entre 10 y 12 minutos) he intentado empezar. Las fichas que llevaba preparadas para hoy no eran sólo para colorear - he descubierto que los lápices Alpino© producen en la mayoría un efecto calmante - sino que también tenían que escribir algo, así que daba por hecho que la sesión iba a ser difícil.
Una niña, en primera fila, no para de pedir ir al baño, para lo cual opta por una especie de zéjel:
"Maestroooo, déjame ir al váter, que me meo.
Déjame ir al váter,(x2)
que me meo,
que me orino,
que me meo.
Déjame ir al váter (x2)"
Me asomo a la puerta a ver si queda alguien por el pasillo y, al darme la vuelta descubro una algazara de niños gritando:
"¡Qué pestazo!¡Qué pestazo! ¡El guarro éste se ha peído!"
Intento calmar los ánimos y cuando casi estoy consiguiendo que todos vuelvan a sus pupitres llaman a la puerta, abro - la puntualidad no parece ser un valor en alza en este centro - y se incorpora a la fiesta Pepito (utilizaré nombres falsos para no herir sensibilidades), quien, de camino a su mesa se percata del hedor, finge un vahído y se desparrama por el suelo como un ciervo herido.
Hoy se ha colmado el vaso incluso antes de repartir la tarea.
Comienza la operación "parte y expulsión", con la que normalmente se pierden entre cinco y diez minutos de clase. Mientras intento explicar el motivo de su apercibimiento a Pepito - que no ve problema alguno en su actitud y me acusa de racista por hacerle protagonista de la operación "parte y expulsión" de hoy -, veo con el rabillo del ojo que Jorgito riega la baldosa que queda a la derecha de su pupitre con un generoso escupitajo y Jaimito, a su lado, lo imita en un afán, casi académico, de dar brillo y esplendor al deslucido pavimento.
"Esto se me acaba de ir de las manos," pienso.
"¿Por qué escupís en el suelo? Esto es un aula - la vuestra -, no el campo"
"¿Jaimito se tira un peo?, pues yo escupo."
Razonamiento aplastante. Argumento incontestable.
Jaimito no puede argumentar nada a su favor porque han sido sus propias tripitas el origen de la ventosidad causante del pollo que se ha montado.
Mientras, el chico al que había mandado a buscar al profesor de guardia (para que se llevase a Pepito del aula con sus respectivos parte y tarea del día) sube con dos profesoras - una de ellas veterana en el centro y con tablas demostradas en este tipo de lidia.
Cuadro flamenco.
Tres profesores con cara de palo frente a una audiencia, agitada y expectante.
Hoy han conseguido mosquearme - por enésima vez - y comienzo a decir - a voces - que la única solución es llamar a sus casas y hablar personalmente con sus padres ante lo cual la mayoría grita:
"¿A mis padres por queeeeeé?"
"¿Y, ¿yo qué he hechooooo?"
"¡Yo no he hecho naaaaaaaa!"
Sé que localizar a sus familias es tarea difícil porque muchos de los números de teléfono (móviles) que nos han proporcionado no están ya operativos.
Entonces voy mesa por mesa e intento refrescarles la memoria:
"A ver, ¿qué has hecho tú hoy que no deba hacerse en clase y de lo que yo pueda informar a tus padres?"
"¡Yo no he hecho naaaaaaaa!"
"¿Tú has escupido?"
....
"¿Eeeeh?"
"Bueno sí, un poco."
"¿Y eso es normal hacerlo en clase?"
....
"¿Eeeeh?"
"No."
"Vale: una cosa. ¿Te has levantado de tu silla sin venir a cuento, vamos, como si estuvieras en una caseta?"
"Sí, pero es que..."
"Vale: dos cosas."
Y así a cuatro alumnos.
Mi compañera propone un castigo: limpiar lo ensuciado (y un poquito más).
Bajamos a por los arreos de limpieza, subimos, empiezan con la limpieza, las de guardia se quedan en clase, bajo a buscar a la tutora del grupo para que me dé los teléfonos, la tutora no está, no llamo a nadie, vuelta subir, acaban de limpiar.
Quedan diez minutos de clase.
Distribuyo la tarea y ,aun después del chaparrón de hoy, tres de ellos, se niegan (categóricamente) a hacer nada y devuelven la hoja de trabajo, inmaculada a mi mesa.

sábado, 20 de octubre de 2007

Un rayo de sol

Soy profesor. De secundaria. Y de inglés. ¡Qué bien!
El año pasado concursé para cambiar de comunidad autónoma. Llevaba cuatro años en un centro estupendo, con unos chavales y unos compañeros estupendos, pero estaba lejos de casa y tenía ya ganas (necesidad) de acercarme. Levaba cuatro años ajeno a lo que significaba el estrés, sin afonía, durmiendo todas las noches como un lirón. He vivido cuatro años soleados, en una especie de Arcadia laboral, un poco ocioso, (casi) medio drogado; se me estaba quedando el careto como al del que mira a la derecha en el manido y requetevisto cuadro de Manet*.


Sí, una cosa así.
Pero pedí traslado, un poco al tun tun, la verdad. Y me lo dieron...
Y aquel rostro se desdibujó, como si un salvaje hubiese entrado en el museo d’Orsay con un bote de aguarrás dispuesto a borrar de la historia del arte tan hermoso (y controvertido) lienzo.
Y ahora me encuentro trabajando en el lado oscuro, en una arista del sistema educativo, y puedo asegurar que me está costando el sentido del humor y un poquito de salud.

Ya iré contando aquí algunos de los episodios más flamencos del día a día salvaje en el que hallo inmerso que imagino que a los que os dediquéis a la docencia os resultarán familiares.

Pero como el objetivo que me he marcado con este blog es terapéutico (a la vez que divulgativo) empezaré con un soplito de alegría: una mañana, conduciendo hacia el trabajo, con el habitual nudo en el estómago, pensando en qué sería lo que iba a depararme la jornada, sonó esta coplilla de facto delafé y las flores azules en el equipo de la xsarita (mi coche) y, de pronto, el aire que respiraba me pareció más fresco, se me dibujó una sonrisa y un rayo de sol se abrió paso entre las tinieblas que coronaban, a lo lejos, las torres de viviendas de protección oficial de la barriada.

Sólo me queda agradecerles a estos tres catalanes - copiados incluso por el diario el país en sus anuncios televisivos - el cable que me echaron ese día con su canción.

Gracias

Gracias por tu correo, maj@.